Con solo entrar se le ve la clase al lugar. Tiene una buena carta de vinos, variada (con precios muy moderados para el lugar).Lindo cristal. En las entradas tienen sopa de Alcachofa, para los que amamos la alcachofa, es un hallazgo sin igual, con alcaparras fritas y aceite de trufas, exquisita. Y otra entrada muy recomendable la ensalada de cangrejo con helado de aguacate, puré de mango y chips de batata, que tiene la firma de los Raush. Pero tal vez el plato imperdible: fettuccini negro con langostinos U15, en una salsa de vino blanco, queso parmesano y pesto, cosa de locos. Y de postre algo muy de la costa: enyucado con helado de piña y dulce de alegría, que con un buen cafe, es el matrimonio ideal. Cumplió 100% nuestras expectativas. El personal es muy amable, simpático y atento. Es básico reservar.